¿Qué estoy a punto de hacer?
Después de una noche en la que los pensamientos no nos dejan dormir tranquilos nos levantamos de madrugada para hacer un viaje de dos horas. Hace frío y todavía está muy obscuro. Preparamos algo para comer en el camino porque todavía el hambre no se ha despertado. Nos encontramos con el resto del grupo y emprendimos el viaje hacia la Ciudad de la Eterna Primavera. Ahí tomamos un café y seguimos nuestro viaje a Tequesquitengo. Los nervios, la emoción y –¿por qué no decirlo?– también el miedo nos